A pesar de la retórica cargada de emociones de la izquierda, asegurar las fronteras de nuestra nación no tiene nada que ver con la raza, sino con la seguridad nacional. Como lo demostraron los eventos del 11 de septiembre de 2001, es vital que conozcamos la identidad y el propósito de cada individuo que ingresa a nuestro gran país. Permitir que cientos de miles de personas indocumentadas ingresen ilegalmente a nuestra nación sin documentación o verificación de antecedentes, pone en riesgo la seguridad del pueblo estadounidense.

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Los inmigrantes han definido el camino de nuestra nación y seguirán definiendo su futuro. Durante demasiado tiempo, los políticos en Washington han elegido jugar a la política con el tema de la inmigración en lugar de tomar medidas reales para arreglar nuestro sistema roto. Nuestros funcionarios electos deben poner las palabras en acción y tomar medidas serias para reformar, revisar y simplificar nuestro proceso de inmigración para que ingresar a los Estados Unidos legalmente y obtener la ciudadanía sea más atractivo y eficiente que la alternativa. Los demócratas fomentan las fronteras abiertas porque lo ven como una oportunidad electoral. Si bien están preocupados por la construcción de un bloque de votantes dependiente del gobierno, David se ve impulsado a crear un sistema de inmigración legal que permita a las personas y sus familias venir a Estados Unidos legalmente y prosperar.